Para crear el vestuario trabajamos en conjunto con la vestuarista sobre dos conceptos principales presentes en la obra. Uno es de la atemporalidad, y otro es el del pasado y el presente que se mezclan, se cruzan y hasta se confunden… ya sea viviendo lo ocurrido o no pudiendo recordar con claridad los detalles.
Sobre estas ideas se concibieron sobre todo los vestuarios de EL y ELLA. Los “trajes” pueden pertenecer a cualquier época, pero tienen ciertos detalles (el bombín en el caso de EL, el casquete y los anteojos en ELLA) que denotan alguna ligazón con el pasado, reforzando otra de las ideas de la obra: la de no poder escapar a la nostalgia, a los recuerdos, a aquello que alguna vez consideramos “nuestros años dorados”. Los colores son oscuros en general, salvo detalles en blanco o crudo como un collar, la cartera, la camisa de EL; no hay colores estridentes ni llamativos en sus vestuarios. Así, trabajamos con la atemporalidad y el estancamiento en el pasado, como si los personajes fueran parte de una fotografía en blanco y negro (que se añeja con el tiempo), siempre atados a esa imagen.
Por otro lado, el personaje de la mujer, que en la obra irrumpe inesperadamente, también lo hace con su vestuario. Tiene algunas pinceladas más de color y elementos más contemporáneos, como las medias de red, los tacos, el piloto entallado. Sin embargo, conserva otros como la boquilla o el corte de pelo que nos llevan claramente a otra época, aunque no del todo definida, para no situarla en un momento en especial… ella está perdida en sus recuerdos, tiene “problemas de memoria”.
Por sobre estos conceptos que se enlazan con lo que la obra quiere contar, que son las ideas fundamentales, sobrevuela una estética que quisimos darle a los personajes, que es cercana a la del Comic. Personajes bien delineados, definidos y diferenciables entre sí. El tratamiento del blanco y negro que recortan claramente las figuras y el uso de los colores plenos, tan característicos de los muñequitos que encontrábamos dentro del Chocolate Jack. El vestuario, de esta forma, también está contando la historia… nos habla de la nostalgia, del recuerdo, del no-recuerdo, de aquel pasado del cual no podemos escapar y que revivimos sin darnos cuenta en el presente
Sobre estas ideas se concibieron sobre todo los vestuarios de EL y ELLA. Los “trajes” pueden pertenecer a cualquier época, pero tienen ciertos detalles (el bombín en el caso de EL, el casquete y los anteojos en ELLA) que denotan alguna ligazón con el pasado, reforzando otra de las ideas de la obra: la de no poder escapar a la nostalgia, a los recuerdos, a aquello que alguna vez consideramos “nuestros años dorados”. Los colores son oscuros en general, salvo detalles en blanco o crudo como un collar, la cartera, la camisa de EL; no hay colores estridentes ni llamativos en sus vestuarios. Así, trabajamos con la atemporalidad y el estancamiento en el pasado, como si los personajes fueran parte de una fotografía en blanco y negro (que se añeja con el tiempo), siempre atados a esa imagen.
Por otro lado, el personaje de la mujer, que en la obra irrumpe inesperadamente, también lo hace con su vestuario. Tiene algunas pinceladas más de color y elementos más contemporáneos, como las medias de red, los tacos, el piloto entallado. Sin embargo, conserva otros como la boquilla o el corte de pelo que nos llevan claramente a otra época, aunque no del todo definida, para no situarla en un momento en especial… ella está perdida en sus recuerdos, tiene “problemas de memoria”.
Por sobre estos conceptos que se enlazan con lo que la obra quiere contar, que son las ideas fundamentales, sobrevuela una estética que quisimos darle a los personajes, que es cercana a la del Comic. Personajes bien delineados, definidos y diferenciables entre sí. El tratamiento del blanco y negro que recortan claramente las figuras y el uso de los colores plenos, tan característicos de los muñequitos que encontrábamos dentro del Chocolate Jack. El vestuario, de esta forma, también está contando la historia… nos habla de la nostalgia, del recuerdo, del no-recuerdo, de aquel pasado del cual no podemos escapar y que revivimos sin darnos cuenta en el presente
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